Una mujer puede implementar alternativas innovadoras para el desarrollo: María Barahona

Una mujer puede implementar alternativas innovadoras para el desarrollo: María Barahona

Con 20 años de vivir en El Bejuco, una comunidad de difícil acceso en el norte de Honduras, María, madre de un joven y dos niñas relata cómo la implementación de soluciones innovadoras ha dado un giro inesperado a su vida y la de su familia.

     

“Todo inició cuando me uní al Grupo de Ahorro y Crédito que CARE organizaba en su comunidad” relata María. “Poco después nos enteramos de que también se estaba organizando una Escuela de campo y Negocios y nos gustó la idea de aprender nuevas técnicas para mejorar nuestros cultivos. Poco a poco fuimos aprendiendo y empoderándonos hasta que comenzamos a liderar los grupos”.

   

Y es que, en las comunidades remotas, el acceso a productos, servicios, infraestructura y sobre todo, medios de vida, continua siendo un reto. Las soluciones innovadoras son urgentes para mejorar las condiciones de vida de los habitantes y permitir el desarrollo económico y personal de los miembros de las comunidades.

     

CARE apoya las Escuelas de Negocios y Campo (FFBS) y los Grupos de Ahorro y Crédito (VSLA) como modelos para mejorar los medios de vida, las finanzas, la agricultura y el papel de las mujeres. A través de la FFBS, CARE comparte metodologías innovadoras con organizaciones aliadas en temas de agricultura sostenible, inocuidad alimentaria, nutrición y márketing, fomentando la participación igualitaria de mujeres en la toma de decisiones y el acceso a recursos financieros. Con los VSLA, CARE brinda a comunidades remotas, especialmente a mujeres sin acceso bancario, servicios de ahorro y préstamos.

     

“A mí me ha ayudado bastante en lo personal las capacitaciones, porque suben bastante la autoestima. Yo era tímida, pero lo he ido mejorando, porque en las charlas a uno le explican la importancia de hacerse escuchar y nos motiva bastante”, dice María.

   

Gracias al liderazgo de María en su comunidad, su pequeña granja ahora participa también en un innovador piloto: la instalación de biodigestores.

     

“El biodigestor, para mí fue una gran ayuda, porque mi familia y mi hogar se habían deteriorado mucho a causa del humo de los fogones. Ahora con el biogás todo eso ha desaparecido. Además ha significado un enorme ahorro de tiempo y dinero, ya no debemos salir a buscar leña ni comprarla. Tenemos gas gartuito en casa”.

     

Un biodigestor es un tanque hermético que transforma residuos orgánicos en biogás y fertilizante. Es una tecnología sostenible que contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Cada biodigestor, captura 10 toneladas de Co2 al año. Su uso es sencillo, pues se alimenta apartir de los residuos orgánicos como el estiércol de cerdo o deshechos agrícolas y produce hasta ocho horas de gas diario, además de generar biol, un fertilizante orgánico que mejora notablemente los cultivos.

     

“Ahora tenemos abono orgánico, ya no tenemos que andar comprando para regar. ¡Es perfecto!” sonríe María.

     

María se ha consolidado como una lideresa local que replica sus conocimientos con sus vecinos para que la prosperidad pueda llegar a todos.  En el corto plazo se ve económicamente más estable y lograr su sueño de tener un negocio, tanto con su producción agrícola como con el biol y el biogás producido por su biodigestor. Además, trabaja activamente para lograr la instalación de más biodigestores en su comunidad que permitan mejorar también la calidad de vida de sus vecinos y vecinas.

     

María continúa: “A través de estas tres iniciativas me han impulsado, me han enseñado como tratar con clientes, cómo socializar, como llevar las cuentas. Pero, sobre todo, descubrí que yo puedo, que no dependo de nadie porque ahora, yo puedo hacerlo. No solo lo aprendí yo, las mujeres de mi comunidad, sino también mis hijas, que son el futuro y eso es lo que me impulsa aún más a continuar”.