Fernanda Gamoneda (51) es una mujer cuya expresión revela a primera vista, el paso de los años y del dolor sobre su vida. Es vecina de la colonia Nueva Nazareth de San Pedro Sula; y con un gesto de desagrado, recuerda como hasta hace unos meses vivía múltiples abusos por parte de su expareja, con quien convivió por más de 30 años.
Desde temprana edad, la vida de Fernanda estuvo marcada por abusos sexuales y físicos por parte de familiares cercanos, por eso a los 18 años, decidió huir de su casa, junto a quien ella pensaba sería el amor de su vida.
La felicidad duró hasta el día ella que decidió ir de visita a casa de su madre. Su pareja se molestó porque ella se había ido “sin su autorización” y le prohibió volver a salir de la casa. Ella, que no comprendía lo que había hecho mal, le reclamó su actitud y en respuesta, su pareja reaccionó empujándola fuertemente contra la pared provocándole una herida en la cabeza. Su pareja le pidió perdón y se justificó diciendo que solo quería protegerla.
Pese a esa primera alerta, meses más tarde tomaron la decisión de casarse. Fernanda recuerda con tristeza ese día: su blanco vestido de novia roto y manchado pues su esposo, alcoholizado, abusó física y sexualmente de ella. Pronto vinieron los hijos, pues ella desconocía los métodos de planificación familiar.
Fernanda narra entre lágrimas que se enfrentaba a la dura realidad de no tener los medios para sostener a sus pequeños hijos, así que, desesperada, le manifestó a su esposo su deseo de comenzar a trabajar. “Ese día terminé siendo amarrada dentro de mi propia casa para que no pudiera salir a la calle”. Por eso, pedía a sus vecinas y de vez en cuando tomando algo de dinero del bolsillo de su esposo mientras él dormía, para comprar alimentos y suplir otras necesidades de su familia.
Pero todo cambió el día en que Fernanda fue invitada por una conocida a asistir a una de las sesiones psicosociales que realiza el proyecto Mujeres Tejiendo Vidas Libres de Violencia, una iniciativa de CARE en Honduras junto a la Comisión de Acción Social Menonita (CASM). Tímida, muy callada y con problemas de autoestima, Fernanda no sabía reconocer la violencia, no sabía que tenía derechos y que existen los medios para salir de situaciones de violencia como la que ella atravesaba.
Fue así como Fernanda recibió asistencia médica y psicológica para mejorar su autoestima, recuperar la confianza y restablecer las relaciones con sus amigos y vecinos. Como parte del asocio del proyecto con Ciudad Mujer*, ella también recibió atención ginecológica y tratamiento médico para los constantes dolores de cabeza provocados por años de violencia física.
Una vez en marcha estos primeros auxilios psicológicos y médicos, Fernanda se integró a los talleres de formación técnica en administración de negocios específicos para mujeres sobrevivientes de violencia basada en género. Esta formación y apoyo técnico también incluyen la dotación de capital semilla para emprender su propio negocio.
”Antes me sentía fea, inservible y que sola no podría sostener a mis hijos. Tomé la decisión de separarme de mi agresor y ahora soy es el sostén de mi familia, con los ingresos del negocio que emprendí con el apoyo Mujeres Tejiendo Vidas Libres de Violencia”, comenta Fernanda mientras esboza una sonrisa tímida.
“Antes solo lloraba y sufría y hoy me siento feliz de todo lo que he logrado. Jamás imaginé poder ir de paseo con mis hijos sin preocuparse porque me vayan a golpear por salir de casa. Ahora somos libres, ya no tengo miedo al monstruo de la violencia porque ahora me amo, me acepto como soy y me valoro", puntualiza.
Durante el proceso, ella decidió denunciar a su agresor, no solo en búsqueda de justicia, sino también para animar a otras mujeres a que puedan poner un alto a cualquier tipo de violencia que enfrenten. Hoy, Fernanda está tratando de involucrarse poco a poco en las actividades de su comunidad y comparte su historia con otras mujeres para mostrarles que al final del camino, siempre hay una luz de esperanza.
*Ciudad Mujer: Es una entidad estatal que busca contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de las mujeres en Honduras en las áreas de autonomía económica, atención a la violencia, salud sexual y reproductiva, educación comunitaria, y otras afines, mediante una red de servicios ofrecidos de manera integral por las instituciones públicas competentes. SINDICATO DE TRABAJADORAS DEL HOGAR PRESENTA OBSERVATORIO DEL TRABAJO REMUNERADO DEL HOGAR Y CUIDADOS EN HONDURAS
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