El Guayabal, San José, La Paz.
Jacquelin Hernández (32) es productora de café y presidenta de la Caja Rural que lleva el mismo nombre de su Comunidad; “El Guayabal”, los socios la eligieron porque es una joven líder que ama trabajar en equipo e incluir a mujeres y jóvenes a las actividades agrícolas.
Jacquelin decidió formarse como técnico agrícola en el Instituto de su región. “las personas de mi comunidad pensaban que no eran estudios para mujeres, y tenían razón, era una educación para hombres, pero mientras avanzaba en mis estudios junto a mis únicas dos compañeras y dedicaba largas jornadas en el campo haciendo el mismo trabajo duro, aprendí a amar la agricultura».
Los mayores desafíos que las comunidades enfrentan a menudo para superar la agricultura de subsistencia suelen ser el acceso a tierras productivas, la ausencia de fuentes de crédito, la desconexión con el mercado, el acceso a la información y asistencia técnica para construir resiliencia frente al cambio climático y en mayor medida, la desorganización de sus productores y productoras. Para las mujeres insertas en comunidades agrícolas estos accesos son considerablemente inferiores a los de sus pares productores.
Crédito para las mujeres y sus comunidades
Cuando el Proyecto Promoción del Desarrollo Rural para Mujeres y Jóvenes de la Región Lempa (PROLEMPA), llegó a la Comunidad el Guayabal, de inmediato se hizo notar el interés de Jacquelin por integrarse a cada una de las actividades, no pasó mucho tiempo para que las productoras y productores se organizaran bajo su liderazgo en una Caja Rural de Ahorro y Crédito. Disciplinadamente se integraron a un proceso continuo de formación e intercambio de conocimientos que les permitió mejorar el rendimiento y la calidad de sus cultivos en sus propias parcelas.
La Caja Rural “El Guayabal” ahora cuenta con 24 socios y socias que destinan parte de sus ingresos a las aportaciones, el ahorro les permite acceder a préstamos y apoyar a otras jóvenes con sus emprendimientos de aves, hortalizas, viveros de café y huertos familiares.
Conexiones entre Comunidades y Mercados
Es importante que las familias productoras adopten buenas prácticas agrícolas para lograr cosechas de calidad, pero sigue siendo insuficiente para superar las economías de subsistencia. En los contextos socioeconómicos rurales las conexiónes con los mercados son fundamentales para que las familias puedan comercializar y acceder a precios justos, pero el principal reto, en la mayoría de los casos, son los intermediarios, actores que influyen las dinámicas rurales afectando seriamente las economías de los hogares.
Jacquelin recuerda su última cosecha antes de que su comunidad rompiera con la tradicional relación productora-intermediario-mercado «Nuestra última cosecha la vendimos al “coyote”, estas personas pesan y pagan el café como ellos quieren, recibimos L. 280 ($11) por cada quintal (220.5 lbs)»
Para Jacquelin, la organización de su comunidad, la posibilidad de contar con recursos, la asistencia técnica y la conexión con el mercado marcó un antes y un después en su comunidad «Ya no vendemos el café en uva, aprendimos el proceso de lavado y secado y lo convertimos en pergamino seco, ahora tenemos ingresos de L. 1,416 ($ 57) por quintal de café y perfiles de taza de 81, 82, 84 y 86 puntos”. Los vecinos de El Guayabal ya no venden su café al «Coyote», ahora tienen enlaces comerciales directos con la exportadora de café orgánico local -COMSA- que sustituye a los intermediarios.
Investigación y organización comunitaria
La Comunidad El Guayabal trabaja para desarrollar tecnologías agrícolas propias, las productoras y productores integran un Comité de Investigación Agrícola Local (CIAL) y cuentan con un laboratorio orgánico donde estudian distintos abonos, ensayan caldos fungicidas para prevenir enfermedades y biofermentos, para aplicar a las plantas de café como fertilizante. Esta dinámica ha facilitado la vida colectiva productiva, fundamentalmente por el trabajo y la determinación de las mujeres.
“Las tierras durante años han estado sometidas a químicos, la vida del suelo está muerta, los microorganismos se mueren, debemos incorporarle abono y materia orgánica para que estos suelos se puedan recuperar y puedan producir nuevamente. No es un proceso fácil, pero quiero motivar a otras mujeres porque estoy convencida de que podemos cambiar y hacer la diferencia”
Emprendimientos
Jacquelin, además de su finca de café ha desarrollado un nuevo emprendimiento avícola y trabaja para construir su finca integral con árboles frutales. Dice sentir un profundo agradecimiento y ánimo para continuar sus estudios de seguridad alimentaria en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), una de las Universidades más importantes del país, para seguir contribuyendo al desarrollo económico de su comunidad y animando a las mujeres a marcar la diferencia. “Las mujeres también podemos trabajar la tierra, nos interesa producir alimentos sanos por eso utilizamos abonos orgánicos”
“Trabajo en mi huerto para producir mis propios alimentos, desde la siembra hasta la cosecha cultivo con productos orgánicos y en armonía con la naturaleza, nutrimos el suelo para que mejorar la calidad de la producción”
El Proyecto PROLEMPA es financiado por el Gobierno de Canadá.