Sandra Morán: “Mi mejor experiencia es trabajar con mujeres”

Sandra Morán: “Mi mejor experiencia es trabajar con mujeres”

Sandra Suyapa Morán Aguilar inició el camino junto a CARE en 1994, como Extensionista de Actividades Económicas y Género de una iniciativa agroforestal comunitaria implementada en el occidente de Honduras. Quien la conoce, sabe muy bien que es una mujer enérgica y valiente.

 

Sandra es de estatura baja, lleva casi siempre jeans y sus infaltables botas todo terreno. Tiene hermosos ojos oscuros con una mirada desafiante, las manos pequeñas y en su forma de hablar se adivina una mezcla de fuerza y dulzura.  Sin duda, una mujer con quien cualquier otra mujer se siente segura y respaldada.

 

Después de 30 años como Especialista de Género en diversos proyectos de CARE a nivel nacional, en donde se especializó en empoderamiento económico de mujeres, Sandra busca en su memoria los detalles de todo ese recorrido:

   

“Empecé en occidente y años después fui transferida al norte, en donde trabajamos en el acompañamiento de las mujeres locales para liderar iniciativas de Agua, Higiene y Saneamiento (WASH). ¡Formamos el primer grupo de Mujeres Fontaneras, en una época en que ver mujeres en eso, era impensable! – recuerda con una carcajada.

   

Y es que, en esos años, capacitar a las mujeres para usar herramientas y hacer el trabajo por ellas mismas, y además impulsarlas a liderar sus Juntas de Aguas, a ir a alcaldías y entidades estatales en nombre de sus comunidades, era un tema serio. No pocas veces Sandra se enfrentó a hombres molestos por “sacar a sus mujeres de casa para meterse en cosas de hombres”.

   

“Involucrar a las mujeres en la parte técnica, que ellas demostraran la capacidad que ellas mismas tienen, y ver cómo ahora después de más de 20 años, los resultados de esos proyectos siguen teniendo éxito, con ellas administrando sistemas de agua potable y manejando técnicamente toda la estructura de agua y saneamiento es sumamente gratificante”, comenta.

   

Yo he visto cómo apostarle a la igualdad de condiciones entre los hombres y las mujeres, ha transformado a las comunidades.

   

Pronto Sandra, junto a las organizaciones de mujeres de diversos municipios de la costa norte, acompañó la elaboración de las estrategias de Igualdad y Equidad de Género de las Oficinas Municipales de la Mujer.

   

Su capacidad, conocimiento y compromiso la llevó posteriormente a las intervenciones de CARE en el Corredor Seco en dos ocasiones diferentes, y también a la región lempa, ambas zonas en donde las mujeres tienen retos particulares debido a la discriminación étnica, la extrema pobreza, el impacto del cambio climático y el marcado machismo que forma parte de la cultura de las zonas rurales de esas áreas.

       

“Ver ahora, por ejemplo, la Red Regional de Mujeres Indígenas Lencas, con una membresía de más de 10 mil mujeres, es impactante.  Ver a las compañeras indígenas lencas transformarse desde una timidez extrema que les impedía hablar, a llegar a liderar espacios públicos, me llena de satisfacción”, relata Sandra, mientras sonríe con orgullo.

     

Para Sandra, quien ha dedicado su carrera a defender y a empoderar a las mujeres desde la formación técnica hasta la defensa y promoción de sus derechos, su labor es un propósito de vida.

     

 “Esos procesos han tenido un enorme impacto y se han visto verdaderos cambios en la vida de las mujeres y de sus comunidades. Ahora ellas trabajan solas, comienzan a implementar proyectos por sí mismas y, sobre todo, defienden sus derechos y hacen mucha incidencia a nivel local y regional con su participación. Todo eso, no tiene precio”; exclama con entusiasmo. 

     

Sandra, subraya con frecuencia la necesidad de continuar y ampliar los esfuerzos, hasta alcanzar más oportunidades para que las mujeres -sobre todo las que viven en la ruralidad- desarrollen su productividad y sus economías. La necesidad de continuar reclamando el derecho de cada mujer y cada niña a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas, a participar en la vida pública, a liderar y sobre todo, el derecho a vivir libres de violencia.

     

Ella misma ha tenido retos, pero sabe por experiencia que si es posible vencerlos. “Como mujer, trabajar en la defensa y empoderamiento de otras mujeres en un mundo machista, es complejo, pero siento que he tenido la oportunidad de contribuir no solo a transformarme a mí misma, sino a ayudar a otras a hacerlo, sin miedo”.