Una Mujer Puede Romper el Ciclo de la Pobreza: Magdalena Rivera

Una Mujer Puede Romper el Ciclo de la Pobreza: Magdalena Rivera

La Asociación de Acuicultores de El Achiotal es una organización conformada por pequeños/as pescadores/as artesanales dedicados al cultivo de Tilapia ben el norte de Honduras.

   

Magdalena, una de las lideresas más destacada de la organización, es un bastión en su comunidad: desde el trabajo de organización, involucramiento con el resto de los vecinos y vecinas para sumarse en estructuras organizadas y sobre todo, el impulso de los liderazgos femeninos no solo en estos procesos, sino en la incidencia ante autoridades locales y sector privado para generar enlaces hacia la mejora de su comunidad y el rubro de la acuicultura.

     

«Se nos cierran las puertas. Se nos considera débiles. Se nos ve como incapaces. La propia sociedad se ha encargado de dar a las mujeres esa reputación, pero creo que eso debería quedar en el pasado, porque las mujeres tienen mucha fuerza espiritualmente.»

     

Tras ser productora en solitario, hace tres años ayudó a formar la Asociación de Acuicultores El Achotal, financiada por Cargill y respaldada por CARE, con la esperanza de que su suerte mejorara. Y así fue. Magdalena nos muestra como alguien que solía dedicarse solo a tareas del hogar, se convirtió en una mujer precursora e impulsora de cambios estructurales rumbo a la prosperidad y el arraigo de las personas en El Achiotal.

     

«Alimentamos a los peces», dice Magdalena. «Los cuidamos por la noche. Es un trabajo de 24 horas al día, 7 días a la semana. Lo hacemos y demostramos que las mujeres podemos hacerlo; somos capaces».

     

No hay mucho en el medio ambiente que pueda llamarse «fácil». En toda Centroamérica, los precios de los piensos están subiendo, y los de los combustibles han subido hasta un 40%.  Esto se ha traducido en un menor volumen de producción para muchas organizaciones agrícolas, y en una reducción de los ingresos en los hogares de los pequeños productores. Según la Organización Panamericana de la Salud, la prevalencia del hambre en la región es la más alta de los últimos 15 años.

     

Mientras tanto, tampoco hay mucho en el entorno de las mujeres que pueda calificarse de «fácil». Magdalena califica la cultura de «machista», pero dice que su dinámica familiar ha cambiado gracias a las sesiones de formación en igualdad a las que han asistido tanto ella como su pareja y los socios y socias de su organización y su comunidad. Pese a todo, Magdalena continua trabajando por su familia, su organización y toda su comunidad para contibuar combatiendo la pobreza y promover el arraigo de las personas a sus lugares de origen. Sin duda, una mujer cuyo esfuerzo y motivación es el ejemplo de cómo una mujer puede combatir la pobreza y la desesperanza con trabajo, coraje y motivación. 

     

«Hay beneficios, porque en mi casa ha habido cambios positivos. Sé que queda mucho trabajo por hacer, pero sé que, poco a poco, se va avanzando.»